Categoría: General

  • Turistren, un viaje entre la nostalgia y el futuro

    Turistren, un viaje entre la nostalgia y el futuro

    En una ciudad dominada por el ruido de los carros y el humo del diésel, sobrevive un medio de transporte que evoca una época en la que el ritmo de los viajes era distinto. Se trata del Turistren, el legendario Tren de la Sabana, que recorre la ruta entre Bogotá y Nemocón, permitiendo a sus pasajeros viajar no solo por la geografía, sino también por el tiempo.

    Los ferrocarriles, que en su auge impulsaron el comercio y la conexión entre ciudades, quedaron relegados al olvido con el paso de los años. Sin embargo, el Turistren ha logrado resistir como un testimonio de esa era dorada. Su trayecto, que atraviesa la NQS para luego internarse en los campos de la Sabana, es un recordatorio de lo que fue y, quizá, de lo que podría volver a ser en el futuro con la idea latente de un tren de cercanías para la capital.

    Para Carlos Orjuela, un bogotano de 51 años, el tren es más que un medio de transporte: es su vida. Lleva 27 años vinculado a Turistren, donde comenzó como vigilante y con el tiempo se convirtió en maquinista, una labor que ejerce desde hace 15 años. «El tren es como una familia para mí», afirma con orgullo, destacando la camaradería que se ha forjado entre sus compañeros. Para él, su trabajo es más que un empleo, es una vocación que le ha permitido crecer personal y profesionalmente.

    La importancia del Turistren en el patrimonio colombiano también es reconocida por expertos como Alberto Escovar, arquitecto y gestor cultural con una amplia trayectoria en la preservación del legado histórico del país, ha trabajado incansablemente en la protección del patrimonio material e inmaterial. Con experiencia en el Ministerio de Cultura y estudios en gestión de museos y patrimonio en la Universidad Pablo de Olavide, Escovar resalta la relevancia de los medios de transporte en la construcción y evolución de las ciudades.

    Mientras el Turistren sigue su marcha entre rieles, nostalgias y sueños de un transporte ferroviario moderno, se mantiene como un testigo rodante de la historia y un recordatorio de que el pasado puede inspirar el futuro.

  • Así opera TransMilenio, el sistema que conecta Bogotá

    Así opera TransMilenio, el sistema que conecta Bogotá

    Unos lo aman, otros lo critican, pero nadie puede ignorarlo. TransMilenio es la columna vertebral del transporte en Bogotá. Si alguien quiere cruzar la ciudad sin quedar atrapado en el tráfico, este sistema es la mejor opción. 

     

    En una de las ciudades más congestionadas del mundo, los buses rojos representan una tabla de salvación para miles de ciudadanos. Sin embargo, su percepción es contradictoria: es rápido, pero caótico; es eficiente, pero problemático. Aunque el sistema tiene mucho por mejorar, es innegable que TransMilenio es un ícono urbano y parte del ADN bogotano.

    Martha Pinzón es una de las muchas personas que hacen posible la operación de este sistema. Conductora de un bus articulado desde hace casi 14 años, encontró en TransMilenio una oportunidad para cumplir su sueño de infancia: manejar grandes vehículos. Criada en un pequeño pueblo de Boyacá, desde niña jugaba con carritos y soñaba con recorrer las calles al volante de un bus. Hoy, su labor es fundamental para la movilidad de la ciudad.

    Por otro lado, José Stalin Rojas, experto en movilidad urbana y logística, ha dedicado su carrera a analizar el transporte público de Bogotá. Desde el Observatorio de Movilidad de la Universidad Nacional, estudia la evolución del sistema, desde los tranvías y trolebuses del siglo pasado hasta la consolidación de TransMilenio. Su trabajo permite entender los hitos que han definido la movilidad en la ciudad y los desafíos que enfrenta el sistema en la actualidad.

    TransMilenio no es solo un medio de transporte, es un fenómeno urbano que refleja el ritmo de Bogotá. Con sus aciertos y falencias, sigue siendo una pieza clave en la vida diaria de millones de ciudadanos.

  • Lo mejor del piquete bogotano con la rellena del 12 de Octubre

    Lo mejor del piquete bogotano con la rellena del 12 de Octubre

    Si Bogotá tiene un rey en su gastronomía, es el ajiaco, pero su joya oculta es el piquete, y dentro de él, la rellena es la reina. Este embutido de arroz, sangre y tripa es el corazón de las plazas de mercado y de la comida popular. En el barrio 12 de Octubre, su importancia es tal que allí se celebra el Fritanga Fest, el festival anual que rinde homenaje a la fritanga, una tradición que calienta tanto el estómago como el alma.

     

    Emilia Ballesteros Vargas, una cordobesa de 57 años, ha pasado 25 de ellos trabajando en piqueteaderos del 12 de Octubre. Llegó a Bogotá en 1992 buscando nuevas experiencias, pero sin perder sus raíces. Hoy, es cocinera en Sir Pig, un tradicional piqueteadero y lechonería junto a la Plaza Distrital de Mercado. Su trabajo es incansable: fríe, pica, sirve y hace lo que haga falta. Con su buen humor y energía inagotable, es un pilar de la cocina popular bogotana.

    Eduardo Martínez, chef ejecutivo de Mini-Mal, ha dedicado más de 20 años a investigar ingredientes y preparaciones tradicionales junto a diversas comunidades. Ingeniero agrónomo de profesión, pero cocinero de pasión, es un defensor de la gastronomía local y de quienes la mantienen viva. Mini-Mal, su restaurante, es más que un comedor: es un laboratorio cultural donde las tradiciones culinarias colombianas encuentran un espacio para evolucionar sin perder su esencia.

    En el 12 de Octubre, la rellena no es solo un alimento, es un símbolo de la comida bogotana. Desde los piqueteaderos hasta los restaurantes de autor, este manjar sigue conquistando paladares y reafirmando su lugar en la identidad gastronómica de la ciudad.

  • Las piscinas del Tunal son el oasis de Bogotá

    Las piscinas del Tunal son el oasis de Bogotá

    En una ciudad fría y marcada por la lluvia, las piscinas del Tunal se han convertido en un refugio acuático para la comunidad. Ubicadas en una zona de características semidesérticas, estas piscinas hacen parte de los Centros de Felicidad del IDRD, una iniciativa que busca llevar recreación y deporte a sectores con acceso limitado a estos espacios. Pero su función va más allá del esparcimiento; aquí se forman los futuros nadadores de alto rendimiento de Bogotá, consolidándose como un referente deportivo en la capital.

     

    Giovanny Vásquez, ingeniero electrónico de 37 años y residente de Ciudad Tunal, es un ejemplo del impacto de este complejo en la vida cotidiana. Mientras equilibra su trabajo en un data center de la Zona Franca, encuentra en estas piscinas un espacio ideal para el desarrollo de su hija, Laura Sofía, de 8 años. Con entusiasmo, Giovanny la apoya en sus múltiples intereses, que incluyen natación, patinaje y ballet, destacando la importancia de brindar oportunidades a las nuevas generaciones.

    Por otro lado, Daniel García Cañón, politólogo y abogado con una destacada trayectoria en el sector público, ha trabajado en el desarrollo y gestión de políticas que fortalecen espacios como estos. Con casi 20 años de experiencia en planeación y ordenamiento territorial, ha contribuido a la consolidación de proyectos que impactan el acceso a la recreación y el deporte en Bogotá. Su labor ha sido clave en la implementación de estrategias que permiten que infraestructuras como las piscinas del Tunal sean más que un lujo, convirtiéndose en verdaderos centros de desarrollo comunitario.

    Las piscinas del Tunal no solo ofrecen un respiro en medio del concreto, sino que representan un espacio donde deporte, comunidad y oportunidades convergen, reafirmando su papel como un oasis en Bogotá.

  • El eco de una ciudad en movimiento

    El eco de una ciudad en movimiento

    El paisaje sonoro de Bogotá es una sinfonía caótica de progreso, rebusque y tráfico. La ciudad, como toda metrópoli, es un torbellino de sonidos que forman parte de su identidad. El perifoneo, el bullicio del transporte, el estruendo de la construcción y los breves momentos de calma en la madrugada componen la banda sonora de la capital. Aunque el ruido no es un ícono en sí mismo, sí es una firma inconfundible de Bogotá.

     

    Para Iván Saravia, el sonido es clave en su emprendimiento. Con 39 años, este empresario es cofundador de La Vakana, un negocio que vende arroz con leche y mazamorra paisa en motocarros diseñados como vacas Holstein. Lo distintivo de estos vehículos no es solo su aspecto llamativo, sino su sonido: un mugido inconfundible que anuncia su llegada. Esta combinación de creatividad y tradición ha convertido a La Vakana en un referente del comercio ambulante en la ciudad. 

    Desde una perspectiva académica, Luis Fernando Medina, profesor de la Facultad de Artes de la Universidad Nacional, ha dedicado su carrera a estudiar el paisaje sonoro. Con 48 años y un doctorado en Artes y Medios de la Universidad de Colonia, Alemania, Medina ha desarrollado una visión única del sonido como representación del territorio. Para él, cada sonido de la ciudad es un índice de su carácter, un medio para entender sus dinámicas y emociones. Su trabajo ha sido fundamental para comprender cómo los sonidos moldean la identidad de Bogotá.

    Desde el bullicio de los mercados hasta el incesante tráfico, Bogotá suena a Bogotá. Sus sonidos no solo acompañan la vida diaria, sino que la definen, recordándonos que el ruido de la ciudad es, en muchos sentidos, su propia voz.

  • La Torre Colpatria, un icono que sigue iluminando a Bogotá

    La Torre Colpatria, un icono que sigue iluminando a Bogotá

    A pesar de haber cedido su título como el edificio más alto de Bogotá, la Torre Colpatria sigue siendo el rascacielos más emblemático de la ciudad. Su inconfundible silueta y su despliegue de luces LED han convertido a esta construcción en un referente urbano inamovible.

     

    Desde su inauguración, la Torre Colpatria ha sido testigo del crecimiento y transformación de la capital. Aunque la Torre Bacatá y la Torre Atrio la han superado en altura, este edificio sigue capturando la atención y el afecto de los bogotanos. Su acceso abierto al público permite que locales y turistas disfruten de una vista privilegiada de la ciudad, algo que la distingue de otros rascacielos más recientes.

    Para Diego Riaño, publicista y fotógrafo urbano, la Torre Colpatria es más que una estructura; es un símbolo de identidad bogotana. Desde niño, recorrió las calles del centro junto a su padre cartero, absorbiendo historias y desarrollando una pasión por la vida urbana. Hoy, su trabajo fotográfico refleja esa conexión profunda con la ciudad y con íconos como la Torre Colpatria, que han marcado su trayectoria artística.

    Por su parte, Carolina Farías, administradora del edificio, ha dedicado su carrera a mantener viva la esencia de la Torre Colpatria. Con más de 15 años de experiencia en gestión de copropiedades comerciales, Farías ha implementado estrategias que van más allá del mantenimiento físico del rascacielos. Su enfoque busca fortalecer la relación entre el edificio y la comunidad, asegurando que la Torre siga siendo un espacio dinámico y seguro para quienes la visitan. 

    Más que un simple rascacielos, la Torre Colpatria continúa iluminando Bogotá, tanto literal como simbólicamente. Su historia, su acceso abierto y su papel en el imaginario de la ciudad la consolidan como un ícono que trasciende la altura.

  • Distrito toma medidas ante resolución ambiental de la Sabana de Bogotá que afecta 138 barrios

    Distrito toma medidas ante resolución ambiental de la Sabana de Bogotá que afecta 138 barrios

    El alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, ha manifestado su preocupación y rechazo ante la reciente resolución del gobierno nacional que redefine la estructura ecológica de la Sabana de Bogotá. Según el mandatario, esta medida podría afectar gravemente el desarrollo de proyectos clave para la ciudad, perjudicar a miles de ciudadanos y generar un impacto negativo en el ordenamiento territorial de la región.

    «No vamos a permitir que decisiones impuestas afecten el desarrollo de Bogotá y vulneren los derechos de sus ciudadanos»

    Uno de los principales puntos de preocupación de Galán es la incertidumbre que la resolución genera para los propietarios de predios afectados. Muchas familias han ahorrado durante años para adquirir una vivienda y ahora podrían enfrentarse a restricciones en el uso de sus terrenos. En este sentido, el alcalde destacó el caso del Plan Parcial El Edén-El Descanso, un proyecto que representa un compromiso de la ciudad con la comunidad muisca de Bosa. De implementarse la resolución, este plan quedaría en el limbo, afectando a esta población y a quienes esperaban beneficiarse del desarrollo urbanístico.

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    La preocupación también se extiende al impacto que la medida tendría sobre proyectos de infraestructura estratégicos para la movilidad de la ciudad. La resolución pone en riesgo el avance de la Primera y Segunda Línea del Metro, ya que los patios y talleres donde se haría el mantenimiento de los trenes estarían ubicados en zonas, ahora categorizadas como humedales. Esta situación, según Galán, podría comprometer la viabilidad del sistema de transporte masivo que la ciudad ha estado impulsando durante años. Además, otros proyectos como la Tercera Línea del Metro y el Regiotram de Occidente también estarían en riesgo.

    «Esta resolución pone en riesgo proyectos clave como el metro, la ampliación de vías y el abastecimiento de agua para millones de bogotanos»

    Las vías principales de la ciudad también se verían afectadas. Obras de vital importancia como: la Troncal de la Calle 13, la Avenida Suba-Cota y la ampliación de la Autopista Norte podrían sufrir retrasos o incluso cancelaciones debido a la nueva definición de estructura ecológica. Esto representaría un problema para la movilidad y la conectividad de Bogotá con otras regiones.

    En cuanto a los servicios públicos, el alcalde advirtió que la resolución podría generar problemas en el abastecimiento de agua y energía para la capital y sus alrededores. Embalses fundamentales como San Rafael y Chisacá podrían ser reclasificados como humedales, lo que pondría en entredicho su operación y la garantía del suministro hídrico para millones de bogotanos. 

    En términos energéticos, la medida podría paralizar proyectos claves para la región, lo que aumentaría la dependencia de fuentes contaminantes como la termoeléctrica Termozipa, agravando los problemas ambientales en lugar de solucionarlos.

    El alcalde Carlos Fernando Galán también criticó la forma en que el Gobierno Nacional ha manejado este proceso, asegurando que la consulta ciudadana ha sido una simple formalidad sin verdadero impacto en la decisión final. Según él, en ocasiones previas cientos de comentarios y observaciones han sido ignorados, lo que demuestra una falta de voluntad para coordinar con las autoridades locales y respetar la autonomía territorial. El alcalde recalcó que decisiones de esta magnitud deben tomarse en conjunto con las ciudades y municipios afectados, considerando sus planes de desarrollo y necesidades específicas.

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    El mandatario local enfatizó que esta decisión del Gobierno Nacional afecta a más de 600.000 personas y 138 barrios de Bogotá, incluyendo sectores de: Bosa, Kennedy, Fontibón, Engativá y Suba. Entre los barrios mencionados están La Magdalena, Villa Alsacia, El Tintal, Potosí y Granada, entre otros.  

    Para hacer frente a esta situación, la Alcaldía de Bogotá habilitará una plataforma digital en la que la ciudadanía podrá ingresar su dirección y verificar si su vivienda está dentro de las zonas redefinidas como humedales. Esta herramienta permitirá a la comunidad conocer las implicaciones de la resolución sobre sus propiedades y derechos.

    El alcalde hizo un llamado a la ciudadanía a involucrarse en la defensa de sus territorios y a actuar de manera libre pero decidida para exigir transparencia y respeto por la autonomía local. Galán subrayó que esta es una nueva muestra de cómo el Gobierno Nacional impone decisiones sin considerar a las administraciones locales, violando el principio de autonomía territorial consagrado en la Constitución. Señaló que esta no es la primera vez que se presentan este tipo de medidas inconsultas, lo que refuerza la necesidad de un replanteamiento en la relación entre el gobierno central y las regiones.

    «Exigimos que el gobierno nacional escuche a la ciudadanía y respete la autonomía territorial en la toma de estas decisiones»

    A pesar de su oposición a la resolución, Galán insistió en que su administración está comprometida con la protección ambiental. En este sentido, mencionó varias iniciativas en marcha, como la restauración de la Reserva Thomas van der Hammen, la recuperación de los Cerros Orientales y la inversión en proyectos de conservación. Para el mandatario, el compromiso con el medio ambiente debe reflejarse en acciones concretas y no en discursos vacíos que terminan obstaculizando el progreso de la ciudad.

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    Ante este escenario, el alcalde hizo un llamado al Gobierno Nacional para que retire la resolución y abra un espacio de diálogo que permita construir una solución concertada. Advirtió que, si no hay una rectificación, la ciudad tomará acciones legales y buscará el apoyo de los mandatarios de Cundinamarca y Meta para hacer frente a los efectos negativos que esta decisión podría generar en la región.

  • Orquesta Filarmónica de Bogotá, 58 años de excelencia musical

    Orquesta Filarmónica de Bogotá, 58 años de excelencia musical

    Por más de cinco décadas, la Orquesta Filarmónica de Bogotá ha sido un referente musical en la ciudad, llevando repertorios de música clásica, tradicional colombiana y popular a un público diverso. Con dos premios Grammy, se ha consolidado como una de las instituciones culturales más importantes del país, destacándose tanto por su nivel de exigencia como por su impacto en la formación de nuevos públicos y agrupaciones.

     

    Ser parte de la Filarmónica es un privilegio y un reto. Para un músico, ingresar a sus filas equivale a formar parte de un «dream team» musical, donde el talento y la disciplina son esenciales. Esta exigencia ha sido clave para mantener su calidad interpretativa y su reconocimiento internacional. 

    Entre sus integrantes, destaca Sandra Duque Hurtado, fagotista y contrafagotista desde el 2000. Nacida en Manizales hace 51 años, ha combinado su amor por la música con una sólida formación académica que incluye estudios en Colombia, Estados Unidos y Argentina, además de su reciente incursión en el Derecho. Su historia refleja el compromiso y la versatilidad de los músicos de la Filarmónica.

    El impacto de la orquesta va más allá del escenario. Ha desempeñado un papel crucial en la formación de nuevas generaciones de músicos y en la educación del público, acercando la música sinfónica a todos los rincones de la ciudad. Su legado la convierte en un orgullo de Bogotá, una ciudad que vibra con su arte y que sigue disfrutando de su excelencia musical.

  • El lenguaje que define a Bogotá

    El lenguaje que define a Bogotá

    En Bogotá, el lenguaje es más que comunicación; es identidad. Palabras como «veci», «parce», «bacán», «pola», «pereque» y «chirriado» forman parte del habla cotidiana y reflejan el carácter diverso y vibrante de la ciudad.

     

    Desde el icónico «¿Veci, me regala la cuenta?» hasta expresiones que intrigan a los forasteros, el habla bogotana es una mezcla de influencias. Como ciudad de migrantes, Bogotá no tiene un solo acento ni una única forma de hablar, pero sí posee modismos que la hacen inconfundible.

    El español bogotano ha evolucionado a lo largo de los siglos, enriquecido por la llegada de migrantes de distintas regiones del país y por el contacto con el mundo. La identidad cultural y social de la ciudad se ve reflejada en su lenguaje, donde cada palabra tiene una historia y una carga afectiva.

    Alejandro Rivas, reconocido creador de crucigramas, ha hecho de las palabras su vida. Con 70 años, este bogotano ha trabajado en medios como El Tiempo, ADN y la revista Copidrogas, además de haber colaborado con La Prensa y El Espectador. Su amor por los crucigramas nació en su juventud y ha sido testigo de la evolución del lenguaje en la ciudad.

    El habla bogotana no solo es una muestra de identidad, sino también un reflejo de su historia y transformación. Estudiarla y reconocerla es una forma de preservar una parte fundamental de la cultura de la ciudad.

  • El frailejón, la planta en peligro de extinción y su impacto en la vida de los bogotanos

    El frailejón, la planta en peligro de extinción y su impacto en la vida de los bogotanos

    El frailejón, una planta emblemática del Páramo de Sumapaz, es clave para la conservación del agua en Bogotá. A pesar de su popularidad, esta especie está en peligro debido a la expansión de la frontera agrícola y otras actividades humanas.

     

    Bogotá, aunque urbana, alberga en Sumapaz su localidad más grande, un ecosistema fundamental para el equilibrio ambiental. El frailejón no solo es un símbolo del páramo, sino un actor esencial en la regulación hídrica y climática de la región.

     

    El Páramo de Sumapaz es uno de los ecosistemas más importantes de Colombia y el mundo. Su vegetación, encabezada por el frailejón, es clave para la captura y almacenamiento del agua, asegurando el abastecimiento para millones de personas. La protección de este ecosistema es fundamental para garantizar la sostenibilidad hídrica de Bogotá.

    A pesar de su relevancia, el frailejón enfrenta amenazas como la deforestación, el cambio climático y la intervención humana. La conciencia sobre su preservación ha crecido, pero aún se requiere mayor protección y estrategias de conservación para evitar su extinción y asegurar la estabilidad del páramo.

    Don Alfredo Díaz Benítez es un ícono del Páramo de Sumapaz, un hombre cuya vida está entrelazada con la defensa y protección de este territorio. Nacido en el corazón del páramo, su conexión con la naturaleza se ha forjado a lo largo de décadas. Para él, el frailejón representa la resiliencia y la vida del ecosistema, convirtiéndose en un símbolo de lucha y conservación.

    Lauren Raz, bióloga especializada en botánica, llegó a Colombia hace 17 años atraída por su biodiversidad. Desde la Universidad Nacional, trabaja en la sistematización de colecciones biológicas y estudia la relación de las comunidades con las plantas. Su investigación en etnobotánica y cladística contribuye al conocimiento y preservación del frailejón y otras especies clave para los ecosistemas de páramo.