La cultura pacífica es rica en ritmos y sabores, pero también en conocimiento sobre la naturaleza y la salud. Un kilombo reúne las hierbas, bebizas y sabiduría de las guardianas de la tradición afro. En Bogotá, uno de estos espacios en el Kilombo Yumma.
Aquí la historia completa:
El nombre del Kilombo significa diosa de la fortuna, refiriéndose a la riqueza en conocimiento que portan las matronas, líderes y lideresas del pueblo afro.
«El Kilombo es el pensamiento afro, es donde converge nuestra medicina natural pero también nuestro tema de partería», explicó Yulissa Mosquera, exconsejera distrital de comunidades negras y matrona del Kilombo Yumma.
Además, indicó que los kilombos son una manera afirmativa de preservar el saber afro y cuentan con la capacidad de tratar afecciones del espíritu y de la salud. La lucha de lideresas como Yulissa es que la tradición de su comunidad perdure en el tiempo y cuente con reconocimiento en la vida e identidad de la ciudad.
Las plantas medicinales de este espacio son traídas del Cauca, Chocó, Buenaventura, Tumaco y hasta del Amazonas y utilizadas por sabedoras y parteras para atender a quiénes llegan al Kilombo. Todo los servicios son gratuitos. Espacios como este muestra cómo la medicina occidental está reconociendo a la medicina ancestral y su valor, incluso que son un complemento para aliviar los males.
El arroz con longaniza define la identidad gastronómica chocoana, y por ello, el chef Miguel Abadía enseña cómo preparar un plato interregional donde combina ingredientes de la Región del Pacífico colombiano con ingredientes de la Región Andina.
Los ingredientes para preparar esta deliciosa receta son:
Calabacín o zucchini.
Tomate.
Maíz de choclo.
Plátano.
Salsa de cilantro cimarrón, salsa chutney de lulo chocoano y la salsa de ají dulce.
Arroz con fideos.
Longaniza chocoana ahumada.
La preparación empieza por cortar el zucchini y el calabacín en pequeñas piezas y saltearlos, seguido, agrega unos toques de maíz de choclo. Con 150 gramos de longaniza es suficiente para un plato, así que cortala en rodajas y agrégala al sartén para que vaya dando sabor a los vegetales (2 minutos); agrega el arroz y un toque de la salsa de cilantro cimarrón para sazonar.
Decora el plato con un poco de aguacate, tomate y plátano, agrega la salsa chutney de lulo y unas góticas de salsa verde; ahora solo disfruta y comparte la receta de este delicioso sabor chocoano.
Aquí te traemos la receta paso a paso para que puedas hacerla en casa →
Se agrava la situación en la Unidad de Reacción Inmediata de Kennedy por la cantidad de contagios de COVID-19 entre internos y uniformados de la Policía. A su vez, el Distrito habilitó más de 300 cupos para reducir el hacinamiento en la URI de Puente Aranda.
De las 150 pruebas practicadas a internos y custodios de la URI de Kennedy, 78 han resultado positivas.
Hugo Acero, secretario de Seguridad sostuvo: «ayer tuvimos precisamente la atención médica de dos personas que presentaron problemas respiratorios y no hubo ningún problema, se les atendió».
Para Armando Vergara, veedor de Salud y Bienestar de la Policía, aunque han solicitado insistentemente que le brinden garantías a uniformados y privados de la libertad, no ha sido posible: «Necesitamos recursos urgentes para la Policía Nacional, no hay recursos, los comandantes, el director de la Policía está haciendo lo posible para dar los elementos que le alcanzan con los recursos».
Entretanto, la Alcaldía evoluciona con la solución de la situación en algunas URI como en la de Puente Aranda, donde luego de realizar una visita interinstitucional, habilitó 300 cupos que se dieron con la reorganización del espacio para acabar con el hacinamiento.
«Lo que hicimos fue habilitar el primer piso, con unas medidas de seguridad especificas, que nos permiten no tener hacinamiento, hoy podemos decir con seguridad que no hay hacinamiento en la URI de Puente Aranda», aseguró Acero.
El Distrito adelanta el proceso para acondicionar una bodega y solucionar la situación en los 21 espacios que hay entre URI y estaciones de Policía donde también hay hacinamiento. Para hoy se planteó la reunión entre delegados de de la Procuraduría y la alcaldesa Claudia López para buscar una salida definitiva a esta problemática.
La Agencia Pública de Empleo del SENA implementó la virtualización de todos sus servicios de gestión y colocación de empleos para sus usuarios, tanto las personas que buscan trabajo como las empresas que brindan las vacantes.
«La Agencia Pública de Empleo no para, y por esto tenemos un equipo de más de 500 personas a nivel nacional para brindar una atención virtual o telefónica. De esta manera, los colombianos puedan acceder a la oferta que tenemos en materia de intermediación laboral, orientación ocupacional y gestión de candidatos», explicó Carlos Mario Estrada, director general del SENA.
En este momento, hay disponibles más de 7.000 vacantes a través de la siguiente página. Para acceder desde su casa a los servicios virtuales de la Agencia Pública de Empleo, realice los siguientes pasos:
Registre su hoja de vida: inscriba los datos como persona, ingrese el documento de identificación y correo electrónico. Es importante diligenciar todos los datos solicitados de formación, experiencia y otros.
Canales de contacto: los usuarios buscadores de empleo pueden comunicarse a través del chat dispuesto en el menú principal la página de la APE y presentar los requerimientos. También podrán escribir al correo electrónico servicioalciudadano@sena.edu.co Atención telefónica a través de las líneas telefónicas gratuitas Bogotá: (1) 3430111 y resto del país: 018000 910270
Postulación: registrada o actualizada la hoja de vida, los buscadores de empleo pueden postularse a las ofertas laborales de acuerdo con al perfil a través de la sección «Mis Oportunidades» o del buscador.
Seguimiento: nuestro personal realiza el seguimiento correspondiente con las empresas que publican las vacantes para el reporte de los candidatos que obtienen el empleo.
Sady González fue reconocido como “el fotógrafo del Bogotazo”.
Un talentoso reportero gráfico que tuvo la oportunidad de registrar uno de los momentos más definitivos de la historia de Colombia: el 9 de abril de 1948.
Capital Digital conversó en exclusiva con su hijo, el escritor, periodista y editor Guillermo González Uribe, quien habló de su padre Salvador Isidro González Moreno, recordado y reconocido como Sady; del asesinato de Jorge Eliécer Gaitán en el Bogotazo; y, desde luego, de la importancia de la preservación de la memoria histórica del país.
¿Quién era Sady González?
Guillermo González (G.G.): “Sady González fue unos de los pioneros de la reportería gráfica en Colombia. Comenzó sus labores en los años 30, el archivo de él que en este momento reposa en la biblioteca Luis Ángel Arango, comienza organizado en el año 43”.
Sady González fue ante todo un fotógrafo callejero, que vio con sus propios ojos la Bogotá de antaño. Además de presenciar eventos sociales de toda índole, realizó el cubrimiento de eventos deportivos e incursionó en la fotografía política, pues durante 16 años fue el fotógrafo de la Presidencia de la República.
¿Qué puede decir del archivo fotográfico de su padre?
(G.G.): “El archivo de Sady es uno de los archivos mejor clasificados que hay, eso le da un valor muy especial, él junto a Esperanza Uribe, crearon la primera fotografía independiente de reportería gráfica que hubo en Colombia, que se llamó Foto Sady y que colaboró con El Espectador, El Tiempo, en Semana y en revistas internacionales como Life y Time”.
Vivió en persona la tragedia del Bogotazo, con el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, y tomó las fotografías más memorables y famosas de ese día. Sin el apoyo de su esposa, Esperanza Uribe, su trabajo no hubiera sido igual.
¿Por qué fue importante el Bogotazo, el 9 de abril de 1948?
(G.G.): “El Bogotazo partió la historia de Colombia porque cerró el proceso de democratización en el que se encontraba el país. Se frustró la llegada al poder de un ala muy democrática”.
Entre el gran legado de Sady González y su trabajo, cuya colección fotográfica hace parte de la Biblioteca Luis Ángel Arango, está la preservación de la memoria de todo un país. Esto dijo Guillermo sobre esta labor histórica y vital:
¿Por qué es importante la preservación de la memoria?
(G.G.): “La labor de preservar la memoria es fundamental. Es que lo hacen en todos los países del mundo, lo hacen las empresas, lo hacen las familias, a todos nos gusta saber de dónde venimos y estos archivos muestran cómo era el país en los años 30, 40, 50, 60… Y yo creo que debemos hacer un esfuerzo entre todos para sacar a la luz nuestra memoria histórica y que esa sea la base para construir un país más amable para todos nosotros”.
En el 9 de abril, el Día Nacional de la Memoria y la Solidaridad con las Víctimas, es justo reflexionar sobre el trabajo de personas como Sady, Esperanza y Guillermo, entre muchos otros, que se han esforzado desde sus campos para visibilizar la violencia en Colombia, para retratar la realidad y contribuir al esclarecimiento de la verdad, para que los días oscuros de antes nunca más se repitan en el futuro.
La respuesta parece simple, apenas sonó en la Av. Jiménez cómo se descargaba un arma de fuego contra el caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán, la violencia se tomó a la capital. Pero otros dirigentes políticos, desafortunadamente, han sufrido el mismo destino en Colombia y aún así, la reacción de las personas el 9 de abril de 1948 pasó a la historia.
¿Cuál era el contexto político de la época? ¿Cuáles fueron los antecedentes al asesinato del caudillo para despertar la ira del pueblo? Según lo explica Jorge Orlando Melo en su texto Gaitán: el impacto y el síndrome del 9 de abril, la muerte de Jorge Eliécer Gaitán dejó sin dirigente a una nueva forma de liberalismo que se había estado gestando desde que este personaje entró en la vida política y en el mismo Partido Liberal colombiano.
Esa nueva propuesta política tenía su eje central en los sectores populares y obreros, que habían sido olvidados por los gobiernos de turno hasta que encontraron oídos en Gaitán.
De acuerdo con el historiador César Augusto Agudelo-Gómez, la historia de los movimientos sindicales en el país se remontan al siglo XX. Pero, estos nacen sin ningún apoyo político, y por el contrario, se vuelven un problema para las clases dirigentes que velaban por los intereses de la burguesía y no por las preocupaciones obreras. La huelga de los ferrocarriles (1927) y la Masacre de las Bananeras (1928) son solo dos ejemplos de esta tensión.
Colombia durante todo el siglo pasado fue gobernada por conservadoras a liberales. Si bien a estos últimos se les conoce por defender intereses sociales más cercanos a la clase media, esto sería una inclinación más moderna. Pero una serie de ataduras que exigía al Partido Liberal hacer caso omiso de las peticiones obreras para continuar en el poder. Según Agudelo-Gómez, una de esas, era la relación que sostenían dirigentes como Alberto Lleras entre 1945 y 1946 con los Estados Unidos, gobierno que en su momento luchaba contra las demandas sindicales.
Jorge Eliécer Gaitán y algunas de sus acciones previas al Bogotazo
El «Negro Gaitán» como era conocido entre sus seguidores, logró conquistar el afecto de los sectores proletarios que militaban para las dos corrientes políticas que dominaban al país, a partir de sus ideas políticas ligadas al socialismo y a la fuerza discursiva de Benito Mussolini, de cuyo ascenso al poder había sido testigo cuando estudiaba su especialización en Derecho Penal en Italia.
Fue presidente de la Cámara de Representantes en 1931.
En 1933 fundó el movimiento político Unión Nacional de Izquierda Revolucionaria (UNIR) junto con otros liberales de izquierda que no estaban de acuerdo con el lado más oficialista y moderado del partido.
Asumió el cargo de alcalde de Bogotá en 1936 por el lobby de algunos dirigentes del Partido Liberal.
En 1940, el presidente Eduardo Santos Montejo lo nombró ministro de Educación y la alfabetización fue su bandera.
El 24 de octubre de 1947, Gaitán fue proclamado jefe único del Partido Liberal.
Organizó múltiples manifestaciones multitudinarias, como la Marcha del Silencio y la Marcha de las Antorchas, entre 1947 y1948, para mostrar su rechazo a los asesinatos de distintos dirigentes liberales por parte de los conservadores en todo el país.
El nombre de Jorge Eliécer Gaitán está directamente asociado con el Bogotazo. Su muerte, el 9 de abril de 1948, desembocó en destrozos, saqueos y muertes en Bogotá y diferentes regiones del país. Pero, ¿por qué su deceso llevó a que existiera una revuelta ciudadana ese día? Gaitán creció en un entorno académico y de letras; su madre, Manuela Ayala Beltrán, era profesora y su padre, Eliécer Gaitán Otálora, tenía una librería en el centro de la ciudad. Esta combinación logró que Gaitán se dejara seducir por ideas socialistas en la adolescencia. Su tesis de grado universitario como abogado de la Universidad Nacional se tituló Las ideas socialistas en Colombia.
Aunque parece irónico, en su viaje a Roma para realizar los estudios de doctorado en jurisprudencia, Gaitán, en pleno auge del fascismo, conoció los discursos y la forma en que Benito Mussolini se dirigía a los italianos. Pararse al frente de un espejo, mandar el pecho hacia adelante y aguantar la respiración para luego lanzar un mensaje fuerte, era el ejercicio constante del ‘caudillo’ colombiano. La primera pelea política que dio Gaitánfue sobre La Masacre de las Bananeras.
Tras este episodio trágico en el que fueron asesinados varios empleados de la United Fruit Company, Gaitán retrató lo sucedido como representante a la Cámara. Esto era un indicador de las causas sociales que iba a comenzar a defender. El líder liberal libró diferentes batallas durante su carrera política. Conservadores y hasta los mismos liberales lo veían como un peligro tras la fuerza que el ‘Caudillo’ arrastraba en la gente. En 1936 fue designado como alcalde de Bogotá por Parminio Cárdenas.
Su alcaldía duró solo ocho meses, tras una fuerte presión que ejerció el gremio de taxistas al no estar de acuerdo con el decreto en el que se les obligaba a usar uniformes y taxímetros para llevar a cabo su trabajo. Otra de las ideas que llevó a cabo en su administración fue impulsar la educación y el deporte dentro de las juventudes. También trabajó el embellecimiento de la ciudad durante un programa en el que el ciudadano se apropiara del territorio en el que habitaba; que lo cuidara y lo mantuviera limpio. Gaitán también desempeñó el cargo de ministro de educación durante el gobierno de Eduardo Santos.
Allí lanzó diferentes programas a favor de la democratización de la educación, como había sucedido años atrás en su alcaldía de Bogotá. Su proyecto político estaba encaminado a lo social y cada vez tomaba fuerza. Estaban expuestos sus compañeros y enemigos en esta carrera presidencial. Sus enemigos lo llamaban comunista, otros lo trataban de fascista; pero para Gaitán todos pertenecían a la clase oligarca que desangraba a los colombianos.
Cuando Juan Roa Sierra mató a Gaitán, no solo mató al ‘Caudillo del pueblo’, mató la esperanza de ciudadanos que veían en la figura del líder liberal como una opción de cambio, una nueva forma de relacionarse con los líderes políticos del país. Pero sus frases, sus ideas, describieron lo que verdaderamente él era: ‘‘Contra los oligarcas. ¡A la carga!’’ o ‘‘Yo no soy un hombre, soy un pueblo y el pueblo es mayor que sus dirigentes’’, muestran la fuerza y el legado que dejó en la idea colectiva del país como el Caudillo del Pueblo.
¿Quién asesinó a Jorge Eliécer Gaitán?, ese es uno de los grandes interrogantes que sigue vigente 72 años después del hecho que marcó un antes y un después en la historia de Bogotá y de Colombia.
Mucho se ha hablado de aquel 9 de abril de 1948, cuando alrededor de la 1:00 p.m., Gaitán, el caudillo liberal, fue asesinado en plena avenida Jiménez con carrera Séptima, en el centro de Bogotá Los hechos señalan que esa tarde Gaitán salió de su oficina y recibió tres disparos en su espalda.
Para muchos, el culpable era sin lugar a duda Juan Roa Sierra. Pero, ¿por qué él tendría intenciones de matarlo? Se dice que Roa Sierra, un albañil de 26 años, fue un gran admirador de Jorge Eliécer Gaitán que asistía a varias de las conferencias que él dictaba y que incluso, en múltiples ocasiones, hizo proselitismo a favor del político en elecciones. De acuerdo con algunas versiones, su secretaría vio en repetidas ocasiones a Roa por la oficina del caudillo intentando hablar con él y hasta se llegó a afirmar que en alguna oportunidad le pidió un puesto al político. «Yo no doy empleos, pídaselos al Gobierno«, habría sido la repuesta de Gaitán al joven, y que probablemente habría desatado un rencor por parte de Juan Roa contra el caudillo y que lo habría llevado a tomar la decisión, impulsada por el odio, de acabar con su vida. Aquel 9 de abril, justo a la salida del edificio Agustín Nieto, en pleno centro de la capital colombiana, se escucharon disparos. Gaitán, el hombre aclamado, el líder, el caudillo, había sido asesinado.
La muerte de Gaitán desencadenó en minutos una ola de violencia en la ciudad. Incendios, saqueos, confusión y el descontrol se apoderó de las calles capitalinas, generando lo que se conoce como el Bogotazo.
Roa Sierra, quién había estado horas antes en su oficina y quién se encontraba a las afueras del edificio cuando ocurrieron los hechos, en medio de la confusión y el caos, fue el primer señalado como el asesino del político. Fue linchado por las personas que ahí se encontraban y luego su cuerpo desnudo fue arrastrado por las calles. Desde ese día hasta hoy han existido múltiples versiones sobre si fue él el verdadero asesino de Gaitán; si habría participado alguien más o si fue una simple confusión y coincidencia y el verdadero culpable huyó en medio del caos por las calles de Bogotá.
El misterio sigue abierto, mientras tanto la historia seguirá diciendo que el presunto asesino de Jorge Eliécer Gaitán fue Juan Roa Sierra.
El 9 de abril de 1948, 72 años atrás, en la capital colombiana murieron entre 500 y 3.000 personas (según datos extraoficiales) debido a lo que hoy se conoce como El Bogotazo. Esta fecha no solo marcó un hecho histórico en Colombia, también desató una serie de consecuencias para el país.
Los disturbios que se presentaron por la muerte de Jorge Eliécer Gaitán se prolongaron durante tres días y sus secuelas, décadas.
Los manifestantes, que exigían la renuncia de Mariano Ospina Pérez como presidente, arremetieron contra 142 construcciones del centro de Bogotá, prendieron fueron, saquearon locales y destruyeron lo que encontraban a su paso. La Policía y el Ejército controlaron la situación que se había extendido a varias ciudades del país y por lo cual el gobierno, presidido por Ospina, tuvo que tomar decisiones frente a este hecho: prohibió las reuniones públicas, despidió a todos los gobernadores del Partido Liberal y clausuró el Congreso.
Por su parte, los liberales, en protesta por esas medidas, decidieron no presentar ningún candidato a las siguientes elecciones presidenciales, lo que hizo que el conservador Laureano Gómez se quedara en el poder como candidato único y tomará una serie de decisiones represivas como: reducir las libertades civiles, abolir de las leyes favorables a los trabajadores, prohibir los sindicatos e introducir la censura en la prensa.
Estas decisiones exacerbaron las condiciones de lo que se llamó la época de La Violencia, desde el año 1946 hasta 1958 dejando entre 200 y 300 mil muertos y el desplazamiento forzado de aproximadamente 2 millones de personas. La firma del acuerdo de paz entre liberales y conservadores llegó en 1958 y se llamó Frente Nacional, un acuerdo para dividirse milimétricamente el poder en las tres ramas del estado, y turnarse entre los dos partidos la presidencia durante 4 períodos, entre 1958 y 1974.
En el marco de este sistema excluyente de acceso al poder, nacen las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia,Farc, el Ejército de Liberación Nacional, ELN y el Ejército Popular de Liberación, EPL cada grupo de diferente tendencia internacionalista, pro soviéticos unos, pro cubanos otros y maoístas los terceros. En 1974 se ubica, para los historiadores, lo que llamamos el conflicto armado interno en Colombia o período de guerra de guerrillas que una década más tarde traería como consecuencia la entrada de un tercer actor armado en el conflicto, además de las guerrillas y el Estado, los grupos paramilitares. De ahí en adelante, la guerra se intensificó por la comisión de innumerables e inenarrables actos violentos como secuestros de civiles, tomas de poblaciones, reclutamiento infantil y todo lo que conlleva la degradación de una guerra de baja intensidad, sostenida en el tiempo.
En los años 80 se realizaron las primeras conversaciones de paz con varios grupos armados. La década de 1990 vió la dejación de armas del M-19, el Ejército Popular de Liberación EPL, el movimiento armado revolucionario Quintín Lame y parte del ELN. También se formó el movimiento político Unión Patriótica, UP, en 1985, como resultado de los primeros acuerdos entre el gobierno de Belisario Betancur y las Farc para ampliar la participación política a sectores marginados.
Según el informe, Todo pasó frente a nuestros ojos. El genocidio de la Unión Patriótica 1984-2002, del Centro Nacional de Memoria Histórica, «la UP enfrentó retos de diversa índole, tanto en su organización interna como por presiones de sus opositores y de sus victimarios».
En 1986, en su participación en las primeras elecciones políticas, la UP ganó 14 curules para Cámara y Senado, 18 diputados, y 335 concejales. Jaime Pardo Leal, candidato a la presidencia alcanzó el 10% de la votación del país, convirtiéndose en la más alta de la historia en Colombia por un partido independiente, lo que generó, de inmediato, un plan de exterminio contra sus miembros. La violencia contra la Unión Patriótica hizo que muchos de sus dirigentes tuvieran que exiliarse.
El Centro Nacional de Memoria Histórica documentó 4.153 personas asesinadas, secuestradas o desaparecidas en lo que se conoce como el genocidio más grande del país. En 2011 se creó la Ley 1448 que declara el 9 de abril como el «Día de la Memoria Histórica y Solidaridad con las Víctimas del Conflicto Armado», día que también los ciudadanos recordarán como El Bogotazo, el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, que partió la historia del país en dos.
Tres disparos, segundos de silencio, caos total. Juan Roa Sierraacababa de asesinar a Jorge Eliécer Gaitán, en ese momento, uno de los hombres más importantes del país y fuerte candidato a convertirse en presidente de la Nación. Solo tres disparos bastaron para que reinara la destrucción en Bogotá. Tres disparos para que los capitalinos desenfundaran toda la ira que llevaban por dentro. Mataron a su líder, mataron a la persona con la que se identificaban, mataron a quien los representaba. No había nada más que decir.
Después de confirmarse la muerte de Gaitán por varias cadenas de radio, miles de personas salieron a las calles de Bogotá a exigir, no solo que se castigaran a los culpables del asesinato del líder liberal, sino la renuncia del presidente Mariano Ospina Pérez.
Mientras unos ciudadanos se dirigían enfurecidos y de manera desorganizada a la Plaza de Bolívar y a la Casa de Nariño a protestar por este fatídico hecho, los desmanes y saqueos brotaban por todas las esquinas de la capital. Los incendios se propagaron igual de rápido que la ira de los bogotanos, arrasando entre otros edificios con las sedes de los periódicos El Siglo y El Tiempo.
Los soldados del Batallón Guardia Presidencial rodearon la casa del presidente Ospina. El teniente Silvio Carvajal era quien los lideraba y al ver que la turba avanzaba, dio la orden de disparar. Las primeras balas empezaron a herir y a matar personas. Según fuentes no oficiales, en este primer encuentro 30 personas fueron asesinadas.
A las 4:00 p.m., la ciudadanía continuaba enfurecida en las calles de la ciudad, los saqueos y los incendios se hacían más fuertes. Sobre la carrera Séptima con calle 16 empezaban a aparecer tanquetas militares, aumentando las emociones de quienes se encontraban en el lugar. Uno de estos tanques disparó sin limitación alguna. Decenas de cadáveres empezaron a aparecer sobre las calles de la ciudad.
Los tranvías ardían en diferentes partes de la capital, el Hotel Regina fue incendiado por completo, cientos de edificios quedaron en ruinas. Según la Red Cultural del Banco de la República: “francotiradores disparaban sin discriminar y causaron tremenda mortandad”.
La orden de los militares era calmar las turbas y dispersarlas, sin embargo, testigos de la época cuentan que muchos de ellos dieron armas a la población y se unieron a la destrucción. Según Daniel Pécaut, 2001 “la Policía de Bogotá simpatiza en su mayoría con ellos, la quinta división de la policía se adhiere abiertamente y su cuartel se convierte en el centro de las operaciones”.
Por su parte, el presidente Mariano Ospina Pérez recibía en su despacho a tres líderes liberales, Plinio Apuleyo Neira, Carlos Lleras Restrepo y Darío Echandía, para tratar de encontrar una solución a lo que estaba sucediendo en ese momento en Bogotá (Plinio Apuleyo Mendoza, 2013).
El gobierno de Ospina intentó la fórmula de darles cuota de poder a los liberales como una estrategia para calmar las exaltadas turbas que atacaban en todo el país. Según Daniel Pécaut, 2001 “frente a esta situación, el gobierno de turno, a la cabeza de Mariano Ospina Pérez ideó la Unión Nacional como una medida para diezmar a la clase popular y proteger a la élite, que vivía confinada en la amenazada después del Bogotazo”.
Darío Echandía asumió el papel de liderazgo liberal en la Unión Nacional, lo que lo lleva a ser ministro de Gobierno y luego candidato presidencial. Carlos Lleras accedió a la dirección del Partido Liberal, y el lugar del “Negro Gaitán”, el líder del pueblo, fue ocupado de nuevo por las élites liberales tradicionales y moderadas.
Luego de tres días de incendios y destrucción, los bogotanos se detuvieron. Muchos ebrios de tanto alcohol y otros simplemente cansados, pues desistieron de hacer renunciar a Ospina Pérez.
Las cifras oficiales cuentan que ese 9 de abril de 1948 fallecieron alrededor de 500 personas, sin embargo, cifras extraoficiales narran que fueron más de 3.000 personas.
El Bogotazo en otras partes del país
Sin embargo, Bogotá no fue el único lugar donde se sintió la ira liberal. La noticia de la muerte de Gaitán se propagó rápidamente por las emisoras locales en Colombia. Gaitanistas de todo el país empezaron a provocar desmanes es sus ciudades.
Diferentes levantamientos se creaban en varias zonas de Colombia, las cuales asumían diversas modalidades según características de cada región, por ejemplo, en las grandes ciudades se produjeron revueltas anárquicas pero de poca duración. Por su parte, en pueblos, municipios y veredas, los habitantes empezaron a crear sus propias autoridades y milicias populares. (Fernán González, 2014)
Uno de los lugares con mayor impacto fue Barrancabermeja, donde se instauró una junta revolucionaria, se desarmó a la Policía, se creó una milicia ciudadana para resguardar el orden y se designó como alcalde al liberal Rafael Rangel. No obstante, este suceso duró solo diez días. Más de 100 juntas se crearon en todo el país, algunas de ellas no sobrevivieron más de dos días.
Miles de asesinatos ocurrieron en todo el país. Los negocios de comercio fueron saqueados, ya ni se sabía quién era el culpable de qué. Lo único que se tenía claro era que la historia de Colombia quedaría marcada por un hecho que cambió la vida de millones de personas, y que, lastimosamente, no sería el último en ocurrir.