La Plaza de Lourdes es uno de los lugares más representativos e históricos de Bogotá. Este sitio emblemático de la ciudad se inauguró en 1886, año en el cual tenía por nombre el Parque Rivas. 

No obstante, en 1920 la plaza fue nuevamente bautizada como Plaza República Argentina, pero a mediados del Siglo XX, el lugar empezó a conocerse como la Plaza de Lourdes, sitio que se ha consolidado geográficamente como el eje de Chapinero Central.

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Ciudadanos de la capital nos cuentan cómo era este sector en el siglo pasado y que se podía evidenciar alrededor de esta zona tan importante para la ciudad.

“Era un lugar más tranquilo e incluso la iglesia era mucho más pasiva, menos concurrida que ahora”, aseguró Cesar Toscano, habitante de Chapinero.

Luego de la construcción de la iglesia de Nuestra Señora de Lourdes en los años 50, el sector se fue popularizando, debido a las ventas de libros, revistas, ropa y cachivaches que se podían evidenciar alrededor de la plaza.

Con la llegada del rock and roll en la década del 60, llegaron los bares, los cafés aledaños a la Calle 63 con Carrera 13 y se incrementaron las ventas de acetatos.

“Recuerdo que desde hace muchas décadas se hacían las ferias artesanales en este sector”, expresó Marlene De Guzmán, habitante de Chapinero.

A partir de los años 70, empezaron a construir unidades residenciales y comerciales que hoy en día conservan el nombre de la parroquia, y que también son testigos de la evolución del paisaje urbano que se evidencia en la ciudad.

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Cabe recordar que la iglesia de Nuestra Señora de Lourdes fue reconocida como basílica en el 2016 por parte del Vaticano, siendo una de las 1.500 parroquias que ostentan este reconocimiento a nivel mundial. 

Si quieres saber más sobre este lugar icónico de la capital, te invitamos a ver el siguiente informe:

La palabra «sumercé» es muy popular en diferentes regiones de Colombia y se usa para dirigirse a otra persona en un contexto de amabilidad, respeto y cariño.

El origen de este término se remonta a la época colonial, cuando era usada por las personas no libres en diferentes países de América Latina como muestra de respeto para dirigirse a los españoles. Aunque, cabe destacar, en aquel momento se usaba su forma original «su merced».

Tras abolirse la esclavitud, esta expresión fue quedando en el olvido en diferentes partes de Latinoamérica, pues su uso remitía a una época de sumisión y servilismo que la mayoría querían dejar atrás.

Sin embargo, en Colombia, y especialmente en Boyacá, la historia fue diferente. Los habitantes de esta región adoptaron la palabra «sumercé» y la volvieron de uso coloquial, contrayendo sintagmas de la expresión y dándole ese característico acento en la última sílaba.

El sentido original de la palabra se transformó: pasó de ser una muestra de inferioridad a un trato de respeto y afecto que, incluso, es común en las relaciones de pareja.

Aunque el uso de esta expresión sigue siendo más extendido en el departamento de Boyacá, también ha tenido gran acogida en otras regiones como Cundinamarca y, particularmente, en la capital colombiana.

En Bogotá, esta expresión ancestral ha sido aceptada y es usada sin distinción de clase social, raza u origen. ¿la usas?